La Ciudad Dulce: Enfrentando al cambio climático y la pérdida de biodiversidad en la Costa Rica urbana
La ciudad de Curridabat se ubica en la Gran Área Metropolitana (GAM) que, con una extensión de 2.044km2, es la principal conurbación del país. Incluye 31 ciudades (municipios) que se dividen en 164 distritos, donde reside el 53% de la población de Costa Rica. En 2016, Curridabat abarcaba una superficie de 15,9km2 (toda urbana) y tenía una población de 77.028 residentes. Junto con muchas otras ciudades de América Latina, la ciudad de Curridabat, ubicada al este de la GAM, se enfrenta al cambio climático y la pérdida de biodiversidad debido a los desafíos globales y las presiones locales, que incluyen los procesos rápidos de urbanización y densificación, además de los conflictos ambientales, sociales y ecológicos. Para hacer frente a estos problemas, el municipio ha creado el programa “Ciudad Dulce”, involuntariamente basado en las SBN.
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La Ciudad Dulce pretende crear las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes del territorio, tanto humanos como de otras especies, al proporcionarles mejores condiciones para desarrollarse y, como resultado, para obtener un entorno urbano más biodiverso, cómodo, limpio, colorido y mejor organizado. El objetivo es restaurar el equilibrio entre las áreas urbanas y naturales, preservar y aumentar la biodiversidad en la ciudad y gestionar el cambio climático.
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El programa Ciudad Dulce trabaja con recursos existentes. Los equipos multidisciplinarios que tienen procesos participativos con las comunidades colaboran y usan su conocimiento de la ciudad para diseñar e implementar soluciones. Hasta ahora, se han implementado diez estrategias: “gota de agua”, para la conciencia sobre el uso de agua; “gusano de tierra”, para mejor eliminación de residuos (compost y regeneración del suelo); “savia”, para disponer de zonas para cultivar verduras frescas y facilitar el acceso público a las mismas, con el fin de fomentar un enfoque más consciente de la alimentación; “mariola”, para crear caminos seguros y accesibles que priorizan las poblaciones vulnerables; “hormigas”, para barrios e interacciones sociales tranquilos; “colmena”, para la confianza en los lugares habitados; “neurona”, para la prevención de problemas de salud mental en la población; “pájaros guía”, para mejorar la atención prestada a los ciudadanos por el municipio; “colibrí” para el ejercicio físico alegre; y “güitite”, para una relación mejor con la naturaleza. Esta última estrategia se ha convertido en el objetivo principal del programa.
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La Ciudad Dulce propone eliminar el conflicto histórico entre la ciudad y la naturaleza a través de la preservación de la biodiversidad. Este programa tiene un relevante precedente político en el Plan de Desarrollo Urbano de 2013 que modificó el uso del terreno en Curridabat, dejando atrás los usos segregados e introduciendo el uso mixto y la densificación de los transectos. El enfoque anterior de la zonificación del uso del terreno se implementó como una herramienta de planificación urbana que designa las zonas urbanas en función de sus características físicas y su relación con el medio ambiente.
Beneficios potenciales serán:
Aumentar la biodiversidad
Aumentar la calidad y cantidad de infraestructuras verdes y azules
Aumentar los logros de las metas de biodiversidad
Aumentar la calidad del aire
Aumentar la cantidad de espacios verdes abiertos para los habitantes
Cambiar la imagen del entorno urbano
Aumentar el sentido de propiedad de las comunidades
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El programa “Ciudad Dulce” se inspira en la polinización y pretende ser un modelo para ciudades pequeñas y medianas de todo el mundo. Aborda una serie de situaciones en las que el modelo de urbanización tradicional está en conflicto con los procesos de la naturaleza. El programa constituye la versión local de lo que se conoce a nivel mundial como “Biophilic City” (la ciudad biofílica) que se implementó en otras ciudades a través del mundo. Empieza con el establecimiento de redes verdes urbanas que pretenden restablecer la función ecológica urbana en zonas verdes, parques y corredores biológicos por medio del diseño ecológico. Esto se hace para crear un entorno mejor para la gente y una relación mejor con la naturaleza, en vez de “optimizar” los recursos, como haría un enfoque “verde” tradicional.
Lecciones aprendidas
Para posibilitar un enfoque participativo, se preparó una estrategia de comunicación para explicar cómo el programa beneficiaría a todo el mundo. Se incluyeron diagramas, ayudas gráficas y nombres metafóricos se utilizó lenguaje no técnico. Desde la implementación del programa, que empezó con concienciación sobre la importancia de la polinización para el medio ambiente, los funcionarios ya creen que es una visión de desarrollo y un modelo para la ciudad porque, al fin y al cabo, el programa pretende proporcionar una vida más agradable para los habitantes.